Durante mucho tiempo se dijo que estábamos en la sociedad de la información. Luego se habló de que había llegado la de la DESinformación. Y ahora creo que nos encontramos en la de la SOBREinformación. Vivimos todo el día conectados. En el ordenador, en nuestro móvil, en la tablet. A través de twitter nos llegan las últimas noticias, desde facebook nos enteramos de lo que hacen los amigos y en whatssapp nos controlamos unos a otros. Es curioso porque en la red del pajarito, conoces antes las consecuencias de un hecho que el propio hecho. Empiezas a leer tuits que hablan de muertos, de consternación, por ejemplo. Entonces tiene que bajar en el timeline y te das cuenta de que ha habido un atentado.
Los telediarios cada vez duran más, pero informan menos. Se ha impuesto el info-teinment: noticias de entretenimiento que se inlcuyen en las escaletas por puro impacto: el video doméstico de un tornado, el escándalo sexual de turno o un video viral de youtube. Por no hablar de que las secciones de «El tiempo» y deportes son más y más largas . Se supone que cuando tendríamos que estar mejor informados, sucede lo contrario. Si hacéis un encuesta entre vuestro círculo de conocidos, pedidles que os digan nombres de ministros. ¿Cuántos son capaces de nombrar? Pocos, seguro ¿Será que nos hemos cansado de los políticos? Seguramente ¿De los informativos tradicionales? Puede que también. Pero está claro que la gente joven ya no lee periódicos ni ve informativos. Su forma de mirar el mundo está condicionada por lo que reciben, sobre todo, a través de las redes sociales. Así que hay que estar atentos para enfocar bien estas potentes herramientas, que se han convertido ya en si mismas en medios de comunicación de masas.
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