En la segunda temporada de «El cuento de la criada» muchas voces apuntan a lo pornográfico de esta serie. Y no puedo estar menos de acuerdo. Creo que todas las escenas de la serie están justificadas. Incluso aquellas en las que la denigración es evidente. Se trata de un derechazo en la mandíbula a una sociedad actual todavía machista. Y es que, aunque evidentemente se han conquistado muchos derechos para las mujeres, todavía necesitamos ficciones como ésta que lleven situaciones al extremo y nos hagan reflexionar.
Es verdad que muchas veces dan ganas de mirar hacia otro lado con según qué planos e incluso tirar la toalla dejando de ver la serie. Podemos vernos incluso reflejados en algunas situaciones: silencios complices, cobardías o comentarios fuera de lugar.
Pero “El cuento de la criada” es mucho más. Se trata de una de las series más cuidadas, planificadas y pensadas de los últimos años. Me hace gracia cuando acusan a «The handmaids tale» de lentitud. ¡Pero cómo va a ser lenta una serie que en cada plano ofrece tanta información! Cada mirada tiene un por qué, cada encuadre transmite y desde el punto de vista de realización o fotografía es casi perfecta. Además se nota que los premios Emmy que se llevó en 2017 han hecho que tenga más presupuesto en la segunda temporada. Y eso se nota. Por ejemplo en las imágenes que recrean las colonias de Gilead hay miles de dolares invertidos. Y la ficción crecerá todavía más cuando empiecen a profundizar en los movimientos de la resistencia para acabar con esa dictadura religiosa. Creo que ahí habrá más acción al estilo de la serie V en las que los rebeldes lucharán por acabar con el poder establecido.
La estrella de «El cuento de la criada»
Y qué decir de Elizabeth Moss. Ya lo bordó como Peggy Olson en “Mad Men” y aquí es la indiscutible reina de la fiesta. En la primera temporada se comía con patatas a un “cartoniano” Joseph Fines. Todo orbita en torno al personaje de Defred. Desde el jardinero/ espía, a la señora Waterford, pasando por el resto de actrices secundarias. Todos estos personajes sólo adquieren sentido cuando interactúan con June. La trama avanza en función de su sufrimiento. Me recuerda en algunos momentos a Leftovers de la que ya hablé en este blog. En las dos hay sufrimiento gratuito, aseguran algunos. Yo no lo opino y es lo que he intentado argumentar en este post: esa angustia tiene su razón de ser. Remover conciencias por un lado y hacernos “disfrutar”, por otro, con una serie redonda en todos los aspectos.