Watchmen es una gran película pero una mejor serie. Y es que Damon Lindelof, el showrunner, es un genio creando pero ha demostrado que también lo es olfateando material ajeno. Creo que lo que más le sedujo del universo Watchmen para poner en marcha su propio material es el personaje del Doctor Manhattan. Y más concretamente el sentido del amor para este súperheroe. Tanto en Perdidos como en The Leftovers, de la que hemos hablado en este blog, Lindelof habla sobre el amor. Aquí la historia gira en torno a la relación entre el doctor Manhattan y Angela Abar. A partir de ahí se van sumando capas y capas como si de una cebolla se tratase. Y ya cabe todo. El conflicto racial histórico que se produjo en Tulsa (Oklahoma). La crítica implícita a la política supremacista de Trump. La clonacion y el debate ético sobre las células madre. La religión. El empoderamiento femenino. Y, como no, temazos en forma de videoclip.

De los actores no hay ninguno que destaque especialmente. Tal vez Don Johnson, conocido por «Corrupción en miami» sí destaque para mal, pero como lo matan pronto, no molesta demasiado. Jeremy Irons está tan convincente como siempre. Y los demás cubren la papeleta bastante bien. Por otro lado hay dos capítulos que para mi son ya casi historia de la televisión: el 6 filmado casi completamente en blanco y negro, que es una peli en si mismo con su planteamiento, nudo y desenlace. Y el 8 donde se descubre la historia de amor entre Abar/Doctor Manhattan que es una auténtica delicia y supone el giro total a la serie.
Lindelof ha dicho que no tiene previsto poner en marcha una segunda temporada. Yo creo que sí. Con Leftovers le dejaron cerrar el circulo con 3 temporadas, cuando los datos de audiencia eran mucho peores. Aquí creo que le debe a HBO y a los fans escribir por lo menos un par de temporadas más, ya que nos hemos quedado con gana de explorar más en este universo tan especial.