Están vendiendo «A propósito de Llewyn Davis» como la mejor película de los hermanos Cohen. Y yo discrepo. Creo que «Fargo» o «Muerte entre las flores» son mucho más redondas. Pero no hay que negar que ésta tiene algo. Sobre todo el magnetismo de su protagonista. No sé si Óscar Isaac, el actor que lo interpreta, es tan triste es su vida real como el papel que desarrolla, pero esa mirada de cordero degollado hace que te creas el personaje. Ese al que todo le sale mal y que lucha por el sueño de vivir de la música. Además, la banda sonora también ayuda a crear una atmósfera gris que te atrapa.
Los actores son los que cantan. El propio Isaac, que lideraba una banda en Miami, borda las interpretaciones. Adam Driver, conocido por participar en la serie americana «Girls», también hace sus pinitos . Y, por supuesto, Justin Timberlake. Un Justin que no solo canta sino que en su cortito papel te hace olvidar que este tío era uno de los integrantes de la casposilla boy band de finales de los 90, «Nsync».
Uno de los aspectos negativos de «A propósito de Llewyn Davis» es no haber sacado suficiente partido a los actores de reparto y a las tramas secundarias. Se centran mucho en la vida de este perdedor que es Davis, pero no terminan de cerrar la historia de amor que se muestra. Tampoco hay demasiadas secuencias de unos secundarios que te hacen reir en los escasos momentos que aparecen. A los Cohen, les ha sucedido lo contrario que a la mayoría de los directores de hoy en día: se les ha ido la mano con la tijera en la sala de edición y han dejado la peli demasido corta.
De todas formas recomiendo ir al cine a verla, pasar buen un rato escuchando la música e identificarse con el personaje del guatemalteco Oscar Isaac. Porque en el fondo creo que todos tenemos algo de perdedores, como Llewyn Davis.