No hay discusión. Freddie Mercury se ha reencarnado en Rami Malek. El trabajo que ha realizado el actor de origen egipcio es impresionante. Tanto de caracterización, gestos como voz. Cuando en «Bohemian Rhapsody» ves a Malek, crees que estás delante del auténtico Mercury.
Se lo han reconocido en los globos de oro concediéndole el premio al mejor actor de drama. Y lo más normal es que se lleve también un Oscar. A pesar de que él no fue la primera opción. Primero se subió al carro Sacha Baron Cohen, conocido sobre todo por encarnar a Borat. Pero no se puso de acuerdo con Brian May en cuanto al enfoque que querían darle al personaje. La intención de Sacha era hacer hincapié en los aspectos más controvertidos de la vida del cantante: su sexualidad y las drogas. No hubo fumata blanca y los productores tuvieron que buscar a marchas forzadas otro intérprete. Se les ocurrió que podría encajar ese actor delgadito, de ojos saltones y expresivos que estaba protagonizando «Mr Robot».
Una serie distópica donde Malek sale en casi todos los planos y clava su papel de hacker. Acertaron de lleno. De hecho cuadra mucho mejor, ya que la película muestra prácticamente sólo luces y deja de lado las sombras. Ha habido gente que ha criticado ese “buenismo” pero en mi opinión ha sido un auténtico acierto. Esta versión blanqueada ha permitido resurgir el fenómeno fan de Queen sobre todo entre los jóvenes. Padres que escuchaban al grupo británico en los 80 han llevado en masa a sus hijos al cine. Y han generado una legión de nuevos seguidores que ven videoclips míticos de la banda en youtube o cuelgan stories de instagram con el “We will rock you” de fondo.
Está claro que es una versión edulcorada de la historia pero querían llegar a todos los públicos y lo han conseguido. Drogas casi ni se ven: una pastilla que toma Mercury y alguna raya de cocaína. Lo mismo ocurre con la sexualidad del cantante o la enfermedad del SIDA. Se pasa de puntillas y casi todo se centra en lo musical. Se ve cómo compusieron algunas de las mejores canciones de la historia y el colofón final es el «Live aid» de Wembley. 20 minutos que te hacen salir de la sala con buen rollo y una sonrisa en la boca.
¡Larga vida a Freddy Mercury y a Queen!