No sé por qué, pero estos días me he acordado de cuando se abrían los informativos con los asesinatos de ETA. Y no hay que olvidar. Porque fueron años muy duros. De llorar delante de la tele por las atrocidades terroristas. Y no hay que olvidar. Porque hace sólo cinco años del último atentado en territorio español. Y no hay que olvidar. Porque acabar con la violencia de ETA sólo ha sido posible gracias a muchos valientes que lucharon, sobre todo en el País Vasco, por las libertades. Como Gregorio Ordoñez, Francisco Tomás y Valiente, Miguel Ángel Blanco o Ernest Lluch, cuyo alegato un año antes de que le matasen me sigue estremeciendo.
Para niños y adolescentes, ETA es sólo algo sobre lo que oyen hablar de vez en cuando. Pero muchas generaciones han padecido a la banda armada. Y no hay que olvidar. Para que se cierre ya este negro capítulo de nuestra historia. Que se disuelvan, entreguen las armas y entierren estos 55 años de barbarie. PARA SIEMPRE.