Tania Llasera está de actualidad: ha dado a luz y ha llamado a su hijo Jose Bowie en honor al fallecido David Bowie. Aunque hace unos meses se hablaba mucho de lo que había engordado. Ella no le daba importancia, así que los medios tampoco deberían dársela. Y lo más triste es lo que subyace detrás de la noticia. Parece que para trabajar en televisión sólo puedas estar delgado. Diría más. Parece que, SOBRE TODO, siendo mujer tienes que estar delgada si quieres trabajar en televisión. Porque entre los hombres si hay casos de presentadores, actores o colaboradores rellenitos. Aunque tampoco demasiados. Florentino Fernández es uno de ellos. David de Jorge, cocinero conocido como Robin Food, del que hemos hablado en este blog, también. O Jorge Javier Vázquez, que en algunas épocas ha estado con kilos de más. Pero entre las mujeres que están al frente de algún programa, da la sensación de que sea pecado tener tallas por encima de la 38. Lo mismo ocurre con las actrices. De hecho las ves y todas, prácticamente, parece que tengan trastornos alimenticios. Y con las modelos tres cuartos de lo mismo. ¿Dónde están aquellas «tops» de los 90 como Claudia Schiffer, Elle Macpherson o Cindy Crawford que lucían curvas? ¿Han cambiado nuestros cánones de belleza?
Las figuras esqueléticas no pueden ser modelos de referencia para los adolescentes. Eso no es salud. Es llevar el cuerpo al límite. ¿Qué ha pasado con Hanna Montana? Desde que Miley Cirus dejó a un lado su personaje Disney, cada vez está más delgada. De hecho, en los últimos tiempos parece un saco de huesos andante.
Es obvio que el sobrepeso tampoco es saludable. Pero por favor, busquemos el término medio. ¿Qué ocurre si una presentadora engorda unos kilos durante el verano? ¿Cuál es el problema? ¿Es peor profesional ahora? Evidentemente, NO.