Buenafuente ha vuelto en forma y la audiencia le está respondiendo. Muchos dicen que hace lo mismo de siempre, que no ha evolucionado. Sin embargo el showman catalán sabe dar una vuelta de tuerca a sus programas. No en vano se le ha considerado en los últimos años el padre televisivo del humor de vanguardia.
Ha renovado las caras de los colaboradores, a excepción de su inseparable Berto, y está triunfando, en mi opinión, gracias a la vuelta a sus orígenes. Aquellos tiempos en TV3 donde tenía libertad absoluta, lo que llevaba a su equipo a idear los sketches más originales. Sin duda, llegó a la cima con uno a la altura de los mejores de «Martes y Trece».
Aparece un arcón congelador gigante en plató y el propio Buenafuente no sabe qué hace eso ahí. De repente sale de dentro un venerable anciano con la cara helada y Andreu le pregunta quién es. Éste contesta: «¿quién voy a ser?, pues Walt Disney«. Carcajada general y a partir de ahí bromas relacionadas con la menestra congelada, los canelones y debate sobre la criogenización. Verdaderamente brillante.
Años despúés retomó este gag con Berto de actor y otro formato. No salió tan redondo, aunque tuvo sus buenos momentos ofreciendo sanjacobos a diestro y siniestro, o quejándose de que el aire acondicionado estaba muy alto.
Esta semana ha superando en seguimiento a ese «pastiche» raro de programa que es «Se enciende la noche» de Jordi González. El futuro, sólo los espectadores lo decidirán.