Autor: ddecast

Soy periodista y estoy especializado en marketing audiovisual

SUCCESSION: TODO POR LA PASTA

Succession es de esas series que da pereza empezar. La sinopsis no llama demasiado: un gran empresario que se quiere jubilar y debe designar a su sucesor. Pero una vez que empiezas, estás atrapado. Suelo tener una forma de ver las series muy concreta: por mucho que me enganche, dosifico y sólo veo un capítulo al día. Pero con Succession ha sido imposible. En una semana me he ventilado las dos temporadas.

1. Narrativa

Tiene una narrativa muy particular: además de las tramas genéricas, en cada capítulo se plantea un gran acontecimiento que se soluciona al final: bien sea una boda, cumbre familiar en un casoplón de la campiña, consejo de adminsitración de la empresa, etc. Todo ello con una producción súper cuidada que no escatima en gastos: helicópteros, pisos de lujo, jets privados, coches de alta gama, motazas, etc.

2. Los personajes

Todos son miembros de una familia disfuncional de la alta sociedad. Sin embargo resulta difícil no identificarse con alguno de los miembros. Por muy miserables que parezcan, todos tienen su lado humano y su corazoncito. Está Logan Roy el cabeza de familia, que toma todas las decisiones al estilo de Vito Corleone. Kendall, que intenta estar a la altura de su padre pero no le llega a la suela de los zapatos. Siv, la que parece más inteligente y fuerte pero va mostrándose cada vez más vulnerable. Roman, la oveja negra que hay en todas las familias. Y Connor, el friki que hasta intenta presentarse a la presidencia de los Estados Unidos. No faltan secundarios. Desde el cuñado bufón hasta el sobrino «metomentodo», pasando por la madrastra.
Hay actores conocidos pero no megasestrellas. Kieran Culkin hermano de Macauly («Sólo en casa»), por ejemplo se sale: se ha demostrado que es el mejor actor de la familia. O Holly Hunter, que ganó el Oscar con «El piano». Estaba casi desaparecida y aquí tiene un papel pequeño pero muy jugoso.

3. La realización

El montaje a lo Big Little Lies es muy rápido y se te pasan los capítulos volando. Tiene una realización moderna con pequeños zooms de imagen que no molestan. Está rodada casi en estilo documental y da la sensación de que los actores meten bastante «morcillas». Por ejemplo risas que naturales que en otras ficciones se descartarían, aquí entran.

4. Actualidad

Desde un punto de vista periodístico está todo. Por eso a lo mejor me ha gustado especialmente: la decadencia de los medios impresos, el tsunami que ha supuesto la llegada de lo digital o cómo gestionar una, o varias, crisis de reputación. Es de obligado visionado para profesionales del sector.

5. Cabecera y b.s.o.

La banda sonora me parece espectacular. Temas que aparecen en los momentos de mayor tensión y se te cuelan hasta el tuétano. Piano y violines que rasgan los sentimientos de los personajes. Canciones que se pegan y quedan en la memoria. Sobre todo la de la cabecera.

6. Futuro

Espero con ganas la ya aprobada tercera temporada y confío en que puedan grabarse por lo menos un par más porque creo que la historia todavía puede dar mucho de si.

BREAKING BAD

BREAKING BAD EL CAMINO

Netflix ya ha estrenado la tan esperada secuela de «Breaking Bad«. No es serie sino película y cuenta las andanzas de Jesse Pinkman, el socio de Walter White. En mi opinión no está a la altura de la serie. Pero eso es harina de otro costal. Aquí quiero hablar de la original «Breaking Bad», una de las ficciones con más capas y complejas de los últimos 15 años. Empecé a verla hace un tiempo y la dejé porque no me terminaba de enganchar. La retomé ante la instistencia de mucha gente. Y me ha conquistado. Porque no es sólo la historia de un profesor de instituto al que diagnostican cáncer y acaba cocinando metanfetamina. Es mucho más. Almodovar dijo que es «lo que Shakespeare hubiese escrito si viviese en nuestra época». «Breaking Bad» habla de la condición humana. De las pasiones más bajas: avaricia, ira, lujuria, etc. Con una pátina de humor, radiografía las relaciones de pareja, de amistad o profesionales como casi ninguna otra serie ha hecho. Es el reflejo de una sociedad norteamericana podrida. En descomposición en todos los ambitos.

Nunca sabes qué género es, si drama, comedia o thriller. Cuesta entrar. No es fácil de digerir y ocurre como con «Los pilares de la tierra». En el libro tienes que llegar a las 100 primeras páginas para que te atrape y aquí hay que superar el cuarto capítulo.
En cuanto a los actores y personajes, Brian Cranston, se sale como Walter White. Actúa e incluso dirige algún capítulo. El hijo es en mi opinión el más coherente de todos los personajes. Y entre los secundarios destaca Skyler, la mujer, y el cuñadísimo, intepretado por Dean Norris. No hay termino medio. A los personajes los odias o los amas. La hermana de Skyler pr ejemplo saca de quicio.

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No envejece mal. Y es que nada es accesorio en «Breaking Bad». Todos los capítulos y temporadas están hiladas. Encuentras continuas referencias. Se menciona desde «El Padrino» hasta Pablo Escobar. Se permiten también extravagancias. Poner la camara encima de una aspiradora Rumba o dedicar un capitulo entero a una mosca. Si no la habéis visto, dadle una oportunidad.

¡Larga vida o muerte, según se vea, a Walter White!

TRAS JUEGO DE TRONOS… CHERNOBYL


Una vez más HBO ha demostrado que es una cadena habilísima programando. Después de dejarnos huérfanos con el final de Juego de Tronos, han ejecutado una jugada maestra ofreciendo a continuación una gran serie como es Chernobyl. Aunque a priori no compartan público objetivo, las series de calidad enganchan. Y Chernobyl es tan buena que se ha convertido ya en la mejor evaluada de la historia en IMDB con un 9,6 sobre 10.

Una de las razones de este éxito puede residir en que no se trata de una historia de catástrofes al uso. Es una serie de sentimientos. De cómo un accidente afecta a la gente. La central nuclear es sólo el telón de fondo. Un telón muy potente, claro. Pero impacta porque nos sentimos representados. Empatizamos con el bombero que acaba muriendo en el hospital, con la científica que quiere aclarar las causas del accidente o con los mineros que se sacrifican por un bien mayor.

La escenografía es espectacular. Está rodada en una antigua central nuclear de Lituania y te mete totalmente en la historia. Según han publicado algunos supervivientes, la serie retrata fielmente la época en la que se produjo el accidente. Desde el opaco espíritu soviético, pasando por la frialdad de los pisos o un realista vestuario. Ha tenido, además, la capacidad de devolver a la opinión pública el debate sobre los peligros de centrales nucleares como la de Chernobyl.

ATENCIÓN: no es apta para aprensivos. Muestra de manera cruda las consecuencias de la radiación. En personas, sobre todo, pero también en animales y cultivos. Aunque todo está justificado con un fin realista. Desde los vómitos hasta el momento en el que el hormigón cae sobre los ataúdes en un entierro. Los personajes fuman. Mucho. Beben botellas y botellas de vodka. A ratos mostrado con montaje muy rápido. Otros con larguísimos planos secuencia. Nada sobra.

Casi la única crítica que ha recibido es que los personajes hablen en inglés. Pero se le perdona y más si los actores son tan buenos. Emily Watson totalmente creible como integrante del Instituto de energía nuclear de Bielorrusia. Stellan Skarsgard sobrio, como siempre. Y un menos conocido Jared Harris, la auténtica revelación, dando vida al científico Valeri Legasov.

No parece que la historia dé para una segunda temporada, pero esperemos que Craig Mazin siga trabajando en proyectos de este estilo. Por mi parte larga vida a las miniseries autoconclusivas.

EL HYPE CON JUEGO DE TRONOS

Hasta hace poco ni sabía lo que significaba hype, pero es la palabra que mejor define todo lo que está ocurriendo con el último capítulo de «Juego de Tronos». Literalmente «hype» se traduce del inglés como exageración y es el diminutivo de hyperbole (hipérbole). En una traducción menos literal sería expectación o nerviosismo ante un acontecimiento determinado. Interés que ha sabido generar HBO por una serie que no empezó siendo de masas pero que ha conquistado a un público mayoritario. Han dosificado a la perfección número de temporadas, capítulos por tanda, cebos de rodaje, etc. Todo para generar ansia en el espectador ya que los fans deseaban saber qué iba pasando con sus personajes favoritos.

juego de tronos

Por otro lado HBO ha creado todo un circo en torno a esta ficción. Cuando Netflix cuelga los capítulos de las difetentes temporadas, en la mayoría de los casos los sube todos a la vez: el espectador devora las series pero los olvidan rápido porque llega otro título detrás. Con «Juego de Tronos» llevamos semanas en las que después de cada capítulo se generan debates en familia, en el trabajo y en redes sociales. Además la serie ha sabido mutar para explotar el lado más comercial, ese que demandan los nuevos fans que han ido enganchándose. Desde que la serie adelantó a los libros se ha vuelta más entretenida, aunque seguramente también más previsible. En mi opinión las mejores temporadas han sido las centrales. Aquellas que han mezclado equilibradamente intrigas de palacio y acción. Al principio era muy telenovelesca y el final esté siendo demasiado «Vengadores». En el punto medio suele estar la virtud.

Se ha criticado también el acelerón de las tramas y la rápida transformación de algunos personajes. Personalmente creo que Daenerys o Jamie han tenido arcos interesantes y coherentes. Tyrion o Jon Nieve no tanto. Ahí han perdido una oportunidad importante. Y Cersei ha sido efecto gaseosa. Parecía la gran mala y ha muerto como los amantes de Teruel.

actores

De todas formas la serie será recordada durante años al nivel de «Perdidos» o incluso por encima. Hay varios spin off en marcha que intentarán exprimir la gallina de los huevos de oro pero veremos cuántos se concretan. Uno sobre «los primeros hombres» y después de ver el último capítulo creo que haràn otro «5 años después» ya que han dejado varias tramas abiertos.

El congreso de Huesca en 10 «tuits»

1. Los periodistas tenemos que inventar nuestro futuro: a las empresas se les está acabando el dinero.

2. La simbiosis entre profesionales digitales, audiovisuales y de papel es imprescindible.

3. Hay que potenciar lo positivo de las redes sociales y minimizar el efecto tragaperras que a veces tienen. Pueden aislar y crear adicción.

4. Medios y periodistas estamos obligados a combatir la desinformación.

5. Tenemos que recuperar la confianza de nuestras audiencias. Más periodismo y menos espectáculo.

6. Los medios tienen que crear una comunidad de fieles que compartan sus valores y emociones.

7. El 36% de la información nos llega por whatsapp. Hay que tener cuidado con el uso de esta aplicación por parte de los medios. Es algo personal y podemos llegar a invadir la intimidad.

8. A pesar de la globalización tenemos que fomentar lo local. Los temas de nicho siguen funcionando.

9. Sin periodistas bien remunerados no hay periodismo. No se puede pagar piezas a 20 euros.

10. No hay que guiar nuestras decisiones periodísticas por caprichos de grandes plataformas. Se ha demostrado que muchos datos que proporciona facebook son falsos. Hay que centrarse en las relaciones con nuestra audiencia y dar servicio a la comunidad.

CONGRESO